El número de estudios sobre la gratitud ha aumentado significativamente en los últimos años, estos estudios emanan principalmente de la disciplina de la psicología, aunque también hay estudios relevantes de otros campos, incluidos la neurociencia, la ecología, la sociología y la medicina. En el campo de las neurociencias se han identificado áreas del cerebro que probablemente estén involucradas en experimentar y expresar gratitud, lo que proporciona más evidencia de la idea de que la gratitud es un componente propio de la experiencia humana. La neurociencia (también en plural, neurociencias) es la disciplina científica que estudia el sistema nervioso y todos sus aspectos: por ejemplo, estructura, función, desarrollo ontogenético y filogenético, bioquímica, farmacología y patología, y cómo sus diferentes elementos interactúan, dando lugar a las bases biológicas de la cognición y la conducta. Este artículo presenta una visión general de la ciencia de la gratitud, un campo relativamente nuevo.
La gratitud en su forma más simple puede referirse al estado de estar satisfacecho, es el aprecio más profundo por alguien o algo lo que trae bondad a nuestras vidas. la práctica de la gratitud es activa y requiere un esfuerzo consciente de nuestra parte e implica dirigir nuestra atención a las cosas que tenemos en la vida comparado a las que no tenemos. Practicar la gratitud puede ayudar a reconfigurar nuestro cerebro para atender pensamientos y emociones positivas, lo que resulta en un mejor bienestar y una mejor calidad de vida.
Se ha demostrado que la práctica constante de la gratitud produce numerosos beneficios para nuestro bienestar físico, mental y social. Las investigaciones han descubierto que quienes practican la gratitud tienden a tener menos dolores y molestias, dormir mejor, una disminución del cortisol (la hormona del estrés) y un mejor funcionamiento cardíaco. Los beneficios mentales incluyen mayor felicidad, disminución de la depresión y la ansiedad y una mejor autoestima. La gratitud también puede tener un impacto en nuestra vida social con evidencia de relaciones interpersonales más sólidas y una mayor empatía por los demás.
Christina Costa en su presentación TEDx: "Kiss your brain: The science of gratitude | TEDxUofM" nos insta a cambiar una perspectiva: en lugar de concentrarnos en lo que nuestro cuerpo hace mal y luchar en contra de ello, a colaborar con la enfermedad, nos ofrece la poderosa herramienta de la gratitud ante situaciones fuera de nuestro control. Según nos comparte, la gratitud desencadena una cascada de beneficios, ya que está vinculada a la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. Al experimentar y expresar gratitud, activamos diferentes circuitos cerebrales, incluida la "corteza prefrontal media", fortaleciendo aún más estos caminos neuronales. Este proceso, basado en la neuroplasticidad, es como darle un beso al cerebro, empoderándolo para enfrentar los desafíos de una manera positiva y resiliente.
A continuación se presentan algunas estrategias para practicar activamente la gratitud en la vida cotidiana:
Lleve un diario de gratitud. Reserva un tiempo cada día para escribir sobre personas o cosas por las que estás agradecido. Sea específico e incluya detalles en sus entradas. La gratitud no tiene por qué guardarse para momentos extraordinarios y, a menudo, se puede encontrar en experiencias cotidianas como apreciar el clima, una interacción positiva con alguien o una comida deliciosa.
Incorpora la atención plena. Practicar habilidades de atención plena puede ayudarnos a tomarnos un tiempo para hacer una pausa durante el día y estar presentes en el momento. Podemos empezar a notar los detalles que nos rodean y conectarnos mejor con nosotros mismos. Esta mayor conciencia puede ayudar a cultivar un sentido de aprecio por nuestra experiencia de vida. Las aplicaciones móviles, como Headspace o Calm, pueden guiarnos en esta práctica.
Conéctate con otros. La gratitud también conlleva un elemento social cuando reconocemos que parte del bien en nuestras vidas está relacionado con lo que otros han hecho por nosotros. Podemos sentirnos agradecidos por otras personas, la naturaleza o un poder superior. Otra forma de fomentar la gratitud es pasar tiempo con nuestros seres queridos o escribir notas de agradecimiento para expresar nuestro agradecimiento.
Reconocer lo bueno que tenemos en nuestras vidas. Esto puede ser una forma sencilla pero impactante de mejorar nuestro bienestar. Si bien no elimina las dificultades que hemos soportado, puede ayudarnos a apreciar las cosas que aún tenemos.
La práctica de la gratitud puede ayudarnos a conectarnos con el presente y darnos una sensación de control en tiempos de desafíos y cambios. Esto puede ser diferente para cada persona y es importante encontrar un método que le resulte eficaz y cómodo. Si la ansiedad, la depresión o el estrés dificultan la apreciación de lo bueno de la vida, encuentra ayuda especializada para encontrar un camino personalizado para abordar el tema.
Referencias
The Science of Gratitude: https://ggsc.berkeley.edu/images/uploads/GGSC-JTF_White_Paper-Gratitude-FINAL.pdf
Chowdhury, MR (9 de abril de 2019). La neurociencia de la gratitud y cómo afecta la ansiedad y el duelo. Psicología Positiva.com. Obtenido de https://positivepsychology.com/neuroscience-of-gratitude/
Emmons, RA y McCullough, ME (2003). Contando bendiciones versus cargas: una investigación experimental sobre la gratitud y el bienestar subjetivo en la vida diaria. Revista de Personalidad y Psicología Social, 84(2), 377-389.
Maidenberg, MP (10 de octubre de 2020). Practicar la gratitud es más importante ahora que nunca. Obtenido de https://www.psychologytoday.com/us/blog/being-your-best-self/202010/practicing-gratitude-is-more-important-now-ever
Neural correlates of gratitude: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4588123/
The Impact of Gratitude on Well-Being: https://www.urmc.rochester.edu/behavioral-health-partners/bhp-blog/april-2022/the-impact-of-gratitude-on-well-being.aspx