En el camino hacia la recuperación de adicciones, es importante comprender la diferencia entre un lapso y una recaída. Ambos términos describen situaciones en las que se retoma el consumo de sustancias después de un período de abstinencia, pero cada uno tiene sus propias implicaciones y consecuencias. Explorar estas diferencias me permite identificar los desafíos y oportunidades que enfrento en mi viaje hacia una vida sobria y saludable.
Lapso: Periodo breve o consumo ocasional, una situación donde volvemos a usar la sustancia de manera esporádica. Es un paso atrás, pero no implica un retorno total a los patrones anteriores de consumo. Durante un lapso, aún tenemos la capacidad de rectificar y retomar el control de nuestra recuperación. Es una señal de alerta temprana que se aborda adecuadamente y puede prevenir una recaída completa.
Recaída: Implica un retorno completo a los patrones de consumo anteriores. Es un retroceso significativo en nuestro proceso de recuperación, donde caemos en la adicción de manera más intensa y sostenida. La recaída nos lleva de vuelta a conductas adictivas anteriores y a menudo está acompañada de sentimientos de culpa, frustración y desesperanza. Identificar una recaída temprano y abordar sus causas es esencial para evitar que se convierta en una espiral descendente.
Planificar anticipadamente: Cuando sé que voy a estar en un entorno complicado y que no lo puedo evitar, desarrollo con anterioridad un plan de acción para enfrentar posibles situaciones de riesgo, así tengo ya establecidas estrategias específicas para evitar pasar un mal rato.
Límites saludables: Empiezo por establecer límites saludables para mí mismo, lo que me da la confianza para poner límites con los demás. Un ejemplo, decido dedicar solo ciertas horas del día a revisar mis redes sociales o a responder mensajes, y fuera de ese horario me comprometo a desconectar y enfocarme en otras actividades importantes para mí, sin pretextos.
Red de apoyo: Me mantengo conectado con personas de apoyo, como familiares, amigos, terapeutas o grupos de apoyo, que puedan ofrecer ayuda y aliento durante momentos difíciles.
Comprender las recaídas y diferenciar entre lapsos y recaídas me proporciona herramientas valiosas para abordar estos desafíos de manera efectiva y mantener el impulso hacia la sobriedad, algunas circunstancias que suelen desencadenar recaídas y lapsos incluyen:
Estrés y Presión Emocional: Situaciones estresantes o emocionalmente intensas pueden desencadenar el deseo de recurrir a la sustancia como un mecanismo de afrontamiento ya conocido.
Falta de Apoyo Social: La ausencia de una red de apoyo sólida puede dejarme más vulnerable, ya que no tengo recursos emocionales sólidos para superar los desafíos de manera saludable.
Desconocimiento de Estrategias de Afrontamiento: La falta de conocimiento sobre cómo afrontar situaciones difíciles puede dificultar la resistencia a las recaídas.
Desafíos Cotidianos: La adaptación a la rutina diaria sin el uso de sustancias puede presentar dificultades, es posible que llegue a sentirme abrumado cuando requiero hacerme cargo de mis responsabilidades y mis emociones.
Conocer la diferencia entre un lapso y una recaída es clave en mi recuperación. Cuando tengo un lapso, significa que tuve un consumo ocasional, pero no significa que volví por completo a la adicción. Esto me ayuda a tomar acciones para evitar que eso suceda otra vez, como identificar qué me llevó a eso y cómo puedo manejarlo mejor la próxima vez. Si tengo una recaída, es más serio porque vuelvo a mis viejos hábitos de consumo. En ese caso, necesito un plan más profundo para volver al camino y comprometerme aún más con mi recuperación. Saber estas diferencias me ayuda a tomar decisiones más inteligentes y seguir adelante hacia una vida mejor y sin adicciones.